Instituto Nacional de Salud del Niño de Breña atiende anualmente a mil niños con cardiopatías

“Ya se demostró que no hay cardiopatía difícil cuando hay un corazón que quiere seguir latiendo y hace esfuerzos. Cuando eso existe, parece que Dios aparece y nos da una mano. Muchos de estos niños, más que por las intervenciones quirúrgicas, se salvan por el amor de sus familias”, cuenta el doctor Eduardo Esqueche, jefe del Servicio de Cirugía de Tórax y Cardiovascular del Hospital del Niño.

Esqueche precisa que la cardiopatía más común es la comunicación interventricular: un orificio que separa las cavidades derechas del corazón de las cavidades izquierdas y que impide la normal circulación de sangre y oxígeno. “El 50% de las cardiopatías que atendemos son de comunicación interventricular”, detalla el especialista, quien agrega que el 60 por ciento de sus pacientes viene del interior del país.

Pero así como la comunicación interventricular es la más común, y una de las más sencillas de operar (se considera una cirugía intermedia que permite un manejo con buenos resultados), también hay cardiopatías complejas, muy complejas y de altísima complejidad. Este último es el caso del menor Kevin Vela, de 2 años.

Él llegó al Hospital del Niño con una condición que se conoce como atresia pulmonar con microplasia de ramas pulmonares (no hay conexión entre el tronco de la arteria pulmonar y el ventrículo derecho, que es el que manda la sangre al pulmón). Una enfermedad que, asegura el doctor Esqueche, es incompatible con la vida a partir de cierta edad y que por ende hay que tratarla cuanto antes. Kevin fue operado hace un par de semanas y ahora posa sonriente para las fotos. Y se para y salta y se sienta, y ya no se cansa. Y se siente feliz.

Otro caso de alta complejidad es el de Zaraí Asto Sánchez, una niña de 8 años que vino de la provincia de Gran Chimú (región La Libertad) agobiada por el cansancio y la falta de energías. “Yo no sabía qué tenía, pensé que era una enfermedad que se le iba a pasar rápidamente, pero cada día empeoraba: se cansaba de todo, hasta de comer. Incluso la tuve que sacar del colegio porque se cansaba mucho solo de estar sentada en el salón”, cuenta Lilia Sánchez Saavedra, madre de la pequeña Zaraí.

“Luego de varios exámenes nos derivaron al Hospital del Niño en donde la diagnosticaron con atresia pulmonar. Poco después programaron su operación. Ahora ya se encuentra mucho mejor y dentro de poco podrá regresar al colegio a jugar con sus amigos”, señala sonriendo doña Lilia.

“Antes, cuando llegaban pacientes con estos casos de alta complejidad les decíamos a sus padres: esperemos que Dios ayude a su niño. Ni siquiera las misiones extranjeras con médicos especialistas se atrevían a operarlas. Ahora, felizmente, ha cambiado este panorama”, señala el cirujano Esqueche.

El gran cambio, precisa el especialista, se ha dado con el Seguro Integral de Salud (SIS). “Antes teníamos muchas limitaciones, las complicaciones eran más frecuentes y por ende la mortandad era mayor. Ahora tenemos acceso a más y mejores equipos e insumos. Si no fuera por el SIS estos niños no tendrían cómo atenderse. Las cirugías cardiovasculares son de alto costo, alta especialización y alta tecnología: se necesitan válvulas cardiacas, prótesis, parches, suturas, injertos vasculares, oxigenadores.

Hasta hace poco era imposible para una familia costear tanto gasto. Ahora conseguimos todo gracias al SIS que ha cambiado para bien el panorama de las cardiopatías en el Perú. Para mí y para estos niños es una bendición”, asegura.

En el Perú nacen cada año 5 mil niños con diversos tipos de cardiopatías. Muchos de ellos, alrededor de mil, llegan hasta el Instituto Nacional de Salud del Niño de Breña.

Fuente: Oficina de Comunicación del Ministerio de Salud

Lima, 14 de marzo de 2016